Pastor -me dijo la hermana Claudia- cuando se vaya de la iglesia
la hermana Laura entonces yo regreso. Seguro que convivir
con un enemigo nunca será una experiencia envidiable, pero el hermano que te ha ofendido no es tu enemigo, sigue siendo tu hermano y la congregación es tanto tu familia como la de él.
Cada cabeza es un mundo -dice el proverbio popular- así que donde conviven dos o más personas siempre habrá riesgo de que existan problemas. Además, cada uno de nosotros creció en un mundo diverso. Fuimos criados en ambientes diferentes. Obtuvimos diferente educación. Experiencias diversas han marcado nuestras vidas. Asimilamos ideas y prácticas de otras personas (buenas o malas). Y por si fuera poco nuestros padres nos heredaron rasgos de carácter en nuestros genes (envidiables o despreciables). Todo esto imprimió una huella muy particular en nuestra vida. Cada uno creció con un concepto particular de sus derechos, espacio y libertades. Lo que para unos es insignificante para otros es catastrófico. Por eso no es de extrañar que donde dos o tres, aunque en su nombre estén, habrá la probabilidad de que surjan conflictos.
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http://www.asambleasdediosmexico.org/desacargas/jornadas63.pdf
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